El tácto
como terapia
Está
comprobado que todos necesitamos contacto físico para sentirnos bien, y una de
las formas más importantes de contacto físico, de entre otros, es el
masaje. Cuando tocamos o somos tocados o bien hacemos masaje o lo recibimos con
espíritu solidario y alegre, llevamos vida a nuestros sentidos y reafirmamos la
confianza en nuestros propios sentimientos, sensibilidad, emotividad,
etc.
Muchas
veces no encontramos las palabras adecuadas para expresar lo que sentimos y no
acertamos como formular todo aquello que llevamos dentro y que sea inteligible
para nuestro interlocutor. Otras
veces, simplemente no nos atrevemos a decirlas, ya sea por timidez, por miedo,
inseguridad o porque los sentimientos nos abruman, en esos casos se puede contar
con la comunicación no verbal del tacto o
contacto.
La palabra
es muy importante pero no solo debemos utilizar el lenguaje, también debemos
utilizar la sabiduría intuitiva, sin palabras y escuchar con el corazón nuestro
propio silencio. Así percibiremos el significado más profundo del misterio que
hay en nuestros rincones más profundos.
Los masajes
o el contacto físico (caricia, imposición de manos, abrazo, besos, reiki, sexo),
además de hacernos sentir bien, se emplean para aliviar el dolor, la depresión,
la angustia el miedo y la ansiedad. Provocan alteraciones fisiológicas y
orgánicas positivas en quien toca y en quien es tocado. Es de todos bien sabido
que cuatro contactos físicos al día son imprescindibles para sobrevivir, ocho
son necesarios para mantenerse y doce son recomendables para crecer como
personas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario